
La Consejería de Salud y Consumo de Andalucía ha puesto en marcha los Equipos de Tratamiento Intensivo Comunitario (ETIC) con el objetivo de mejorar la atención a personas que sufren problemas graves y complejos de salud mental. Estos equipos, integrados por profesionales especializados, buscan ofrecer una atención más humana, accesible y comunitaria.
En la región se estima que alrededor de 2,4 por cada 1.000 habitantes son diagnosticados con Trastorno Mental Grave, una cifra que se encuentra en línea con la prevalencia internacional. Ante esta realidad, se han implementado 40 equipos ETIC en los últimos años, distribuidos por todo el territorio andaluz y compuestos por psiquiatras, psicólogos clínicos, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales, enfermeras especializadas en salud mental y monitores.
Estos equipos se centran en atender a colectivos especialmente vulnerables, como jóvenes con experiencias psicóticas, personas con problemas de salud mental grave sin vinculación a la red tradicional, y aquellos en riesgo de exclusión social o sinhogarismo. Su labor consiste en acompañar a estas personas en su entorno cotidiano, fomentando su recuperación y autonomía, y conectándolas con los recursos sociales y sanitarios disponibles.
Un ejemplo destacado de este enfoque es el ETIC del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga, el más numeroso de Andalucía. Este equipo trabaja desde una perspectiva centrada en las necesidades de cada individuo, promoviendo la escucha activa, el acompañamiento y el empoderamiento en el proceso de recuperación.
Además, estos equipos han impulsado proyectos innovadores, como ‘La Casa Libre’, que ofrece viviendas con apoyos flexibles a personas en situación de sinhogarismo, demostrando que el acceso a un hogar estable mejora el bienestar y reduce las hospitalizaciones.
En un esfuerzo por consolidar un modelo de salud mental público y comunitario, el ETIC del Hospital Virgen de la Victoria se prepara para implementar ‘La Burbuja’, un proyecto que ofrecerá alternativas a la hospitalización tradicional a través de casas de crisis, viviendas de autonomía, espacios relacionales no coercitivos y oportunidades laborales a través de cooperativas sociales.
Este enfoque integrador y centrado en la persona refleja la convicción compartida de que los problemas de salud mental están intrínsecamente relacionados con factores sociales, económicos y relacionales, y busca garantizar una atención respetuosa con la libertad y la dignidad de cada individuo.
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