
Un equipo de investigación del Departamento de Química Analítica de la Universidad de Cádiz (UCA) aplicó un nuevo método de extracción ultrasónica ecológico para identificar y cuantificar cantidades de triptófano en hongos silvestres. Tras unas pruebas realizadas con setas comestibles recogidas en el sur de Andalucía y el norte de Marruecos, los expertos comprobaron que los del género “Lactarius” y “Boletus” tienen mayor cantidad de este aminoácido esencial.
En el desarrollo de esta metodología, los expertos utilizaron técnicas de análisis químico sostenibles. «Hemos sustituido los disolventes orgánicos tradicionales por etanol, reconocido por la química verde y la normativa de sostenibilidad por su origen renovable y su baja toxicidad tanto para el ser humano como para el medio ambiente», detalla a la Fundación Discover, organización dependiente del Ministerio de Universidad. Investigación e innovación, Estrella Espada, investigadora de la Universidad de Cádiz y coautora del estudio.
Más preciso, usaron este solvente en varias pruebas para extraer triptófano, un aminoácido esencial que se incorpora al organismo mediante la ingesta de determinados alimentos de origen animal, como pescados grasos, lácteos, carnes blancas, así como otros alimentos de origen vegetal, como legumbres, semillas de girasol y calabaza, entre otros.
En el estudio titulado «Desarrollo de un nuevo método ecológico de extracción asistido por ultrasonidos para la cuantificación de triptófano en hongos silvestres y determinación de sus propiedades beneficiosas» y publicado en la revista Food Chemistry, los expertos determinaron una alta concentración de triptófano en dos familias concretas. Setas silvestres y comestibles, las del género «Boletus» y «Lactarius».
Extracción ultrasónica
Para lograr estos resultados, los expertos primero seleccionaron una muestra de setas silvestres e identificaron los diferentes compuestos bioactivos que contienen. “Después de limpiarlos para quitarles la suciedad, los congelamos durante 48 horas para quitarles toda la humedad. Sometemos el polvo liofilizado a una extracción ultrasónica para determinar los niveles de temperatura óptimos a los que se obtiene la máxima cantidad de triptófano”, explica Alejandro R. López, investigador de la Universidad de Cádiz y autor principal del estudio.
A raíz de este trabajo, los investigadores cuantificaron la concentración de triptófano en muestras de hongos mediante técnicas de cromatografía líquida, una técnica analítica que permite la separación de diferentes mezclas, como en el caso de los extractos de hongos.
Todas estas pruebas se realizaron con setas comestibles recogidas en los pinares andaluces, especialmente de las provincias de Cádiz, Huelva, Málaga y Granada. «Las setas contienen grandes cantidades de agua, minerales y vitaminas. Aportan pequeñas cantidades de calorías al organismo. Los resultados de este estudio corroboran que también contienen altos niveles de triptófano, un precursor de la serotonina, conocida como la hormona de la felicidad, y aumentan los niveles de melatonina, mejorando los ritmos circadianos del sueño”, añade Gerardo Fernández, investigador de la Universidad de Cádiz y coautor del estudio.
Nuevas vías de estudio en biomedicina
Por otra parte, los expertos evaluaron los diversos beneficios para la salud de estos extractos y analizaron su capacidad antioxidante. Realizaron un bioensayo para determinar la actividad inhibidora de la acetilcolinesterasa, una enzima ubicada en el tejido nervioso y los glóbulos rojos responsables de las uniones neuromusculares.
Según los expertos, los extractos de hongos del género ‘Lactarius’ han demostrado su viabilidad en terapias de enfermedades neurodegenerativas. «Estamos ante una nueva línea de estudio que podría ofrecer importantes beneficios como complemento alimenticio para personas con enfermedades como el Alzheimer o con riesgo de desarrollarlas», explica Ceferino Carrera, investigador de la UCA y coautor de la investigación.
Para ello, los expertos sugieren realizar estudios in vitro adicionales utilizando modelos de cultivo celular y pruebas in vivo en animales de laboratorio para confirmar la eficacia y la seguridad de estos compuestos.
Este trabajo, realizado en el Instituto de Investigación Vitivinícola y Agroalimentaria (IVAGRO) en colaboración con el Instituto de Investigación en Biomoléculas (INBIO) y el Instituto Mediterráneo de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo de la Universidad del Algarve (Portugal), también incluyó, con el apoyo del Aula Universitaria del Estrecho de la Universidad de Cádiz.
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