
Durante décadas, muchos municipios andaluces han convivido con vertederos que representaban un grave problema ambiental. Sin embargo, hoy en día, Andalucía está llevando a cabo un ambicioso plan para transformar estos lugares en espacios seguros y restaurados, como parte de una estrategia integral de gestión sostenible de los residuos.
La Junta de Andalucía ha destinado una inversión de 20 millones de euros para el sellado y restauración de antiguos vertederos, financiados con Fondos FEDER en el marco del Plan Integral de Residuos de Andalucía (PIREC 2030). Este plan no solo busca recuperar terrenos degradados y prevenir la contaminación, sino también cumplir con los objetivos de economía circular y sostenibilidad ambiental establecidos por la normativa europea.
En la provincia de Almería, se han concentrado diversas actuaciones dentro de este programa, destacando el sellado de vertederos en municipios como Albox, con un presupuesto de más de 2,6 millones de euros. Estas intervenciones no solo eliminan posibles focos de contaminación, sino que también contribuyen a regenerar los espacios cercanos a las poblaciones.
El sellado de vertederos implica una intervención técnica y ambiental compleja, que incluye la estabilización de residuos inertes, la instalación de sistemas de drenaje y la cobertura vegetal con especies autóctonas. Estas medidas no solo evitan filtraciones a los acuíferos, sino que también permiten la recuperación paisajística de los terrenos, con el objetivo de integrar nuevamente estos espacios en el entorno natural.
Además, la Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente de Andalucía está trabajando en la reducción drástica del vertido de residuos municipales, con la meta de situarlo por debajo del 10% del total generado en 2035. Para lograrlo, se están implementando diversas acciones que van desde la recogida separada de biorresiduos hasta la construcción de nuevas infraestructuras de tratamiento.
En resumen, el cierre de vertederos en Andalucía representa un paso crucial hacia un modelo basado en la economía circular y la sostenibilidad ambiental. Con cada vertedero sellado, la región elimina una cicatriz de su paisaje, recupera espacio público y avanza hacia un futuro más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
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